martes, 15 de octubre de 2013

Etapa nº 7 Triacastela -- Melida, 80 kilómetros


    Con el amanecer y después de un buen desayuna, iniciamos la penúltima etapa. Esta etapa no iba a ser un paseo de rosas, ya que el terreno en Galicia es un sube, baja que hace que las piernas se resientan y además la etapa iba a resultar algo accidentada, ya que Fran volvería a pinchar (hasta para esto hemos tenido suerte y solamente hemos pinchado 3 o 4 veces).

    La etapa iba a resultar dura, fundamentalmente por el rompepiernas de las tierras gallegas y por los kilómetros, los de la etapa y los que llevamos acumulados en las piernas. La primera parada, después hacer unos 40 kilómetros tocaba reponer fuerza y desayunar y el lugar que decidimos hacerlo es un pueblo muy bonito a orillas del río Miño, se trata del pueblo de Portomarín, un pueblo que merece la pena visitar. Después de roponer fuerzas emprendemos la marcha hasta la parada que haríamos para comer. Como en prácticamente en todas las etapas, Rubén y Eme tiran hacia adelante y Fran se queda a su ritmo (recomendable si alguien quiere hacer el camino en grupo es importante tener claro que van juntos haciendo el camino de Santiago con todas sus consecuencias). Fran se queda solo y por desgracia pincha después de dar un llantazo en una piedra y le toca cambiar cámara y perder un tiempo precioso. Se produce un poco de tensión en el grupo, ya que habíamos quedado en un punto intermedio antes de llegar al sitio donde pararíamos a comer y no fue así.

    Una vez solucionado el mal entendido y recuperadas las fuerzas en el pueblo de Palas de Rei, decidimos buscar un lugar donde descansar para después tomar rumbo hasta Melide. Recomendados por gente del pueblo nos fuimos a descansar a una arboleda por la que pasaba un arroyo, la verdad es que muy bonita, los árboles eran tan tupidos que prácticamente no se veía el sol.

    Ya con las fuerzas recuperadas, nos quedaba un último apretón para llegar a Melide, sitio donde ibamos a parar a dormir. La ciudad de Melide que es muy conocida por el pulpo, por lo que una vez encontrado alojamiento y duchados salimos en buscan del preciado pulpo de Melide del que tanto nos habían hablado. Pero antes tocaba descansar y reflexionar sobre lo que ya habíamos hecho y lo poco que nos quedaba(tan solo 60 kilómetro hasta Santiago) con una cerveza fresquita en un maravillosa terraza de las que encontramos en Melide. Preguntamos a un paisano sobre cual es el mejor sitio para comer pulpo y resulta que se nos presenta como en embajador del camino en Melide.

   Después de tomar esa merecida cerveza, nos disponemos de degustar el tan famoso pulpo de Melide, para ello preguntamos a un paisano cual es el mejor sitio para comer pulpo. Muy amablemente nos explica que el mejor lugar para comer un buen pulpo es casa Ezequiel y además tenemos la suerte de que este señor conocía mucho a los dueños del restaurante y nos invitaron a un chupito de su parte. Nos comimos unas raciones de pulpo y la verdad es que no defraudó para nada, estaba espectacular.

    A la salida y rumbo al hotel donde ibamos a pasar la noche escuchamos música de guitarras y bandurrias y automáticamente a Eme se le encendió la luz y fuimos a ver que era. La sorpresa fue grande, se trataba de un grupo de amigos que se habían juntado en la terraza de un bar y estaban tocando y cantando canciones de todo tipo, y la verdad es que no lo hacían nada mal. Nos sentamos y echamos un rato muy, pero que muy bueno con ellos y tomamos unas buenas copas que la verdad nos sabieron a gloria(fueron las únicas copas que a los largo del camino nos tomamos, las fuerzas no daban como para pensar en tomas copas).





























No hay comentarios:

Publicar un comentario